[3] Fue acabado casi a finales de siglo, por otros dos alarifes, José de Ocaña y Francisco González Bravo, debido a dificultades financieras y diversos contenciosos con colegios colindantes, continuándose incluso durante el siglo XVIII.
En 1781, los colegios menores de Lugo, León y Aragón se refundieron en este.
Sufrió graves daños durante la invasión napoleónica, siendo incendiado en 1809 y sometido a diversos saqueos.
El edificio contaba con todas las dependencias necesarias para ser un colegio: biblioteca, refectorio, capilla con sacristía, habitaciones espaciosas para los colegiales y sirvientes, etc. Es un edificio de dos alturas, rematado por dos preciosos torreones, y se cierra con un gran patio posterior.
Escudos heráldicos del obispo Juan Alonso de Moscoso decoran profusamente fachada, torreones y patios.