Coandă-1910

Esto pretendía proporcionar la fuerza reactiva para impulsar el avión, que lo hacia con una fuerza de empuje de 220 kg (en comparación, 450 kg de empuje del «Heinkel HeS 3» del Heinkel He 178, desarrollado 30 años más tarde y considerado como el primer avión a reacción).

Además presentaba otras características extraordinarias en términos aerodinámicos, como el uso de un perfil grueso (a diferencia del Wright Flyer, la primera máquina voladora reconocida), largueros tubulares metálicos en las alas, configuración alar en «sesquiplano», hipersustentadores en el borde de ataque y flaps ranurados.

Años después Coandă afirmó que durante una prueba en tierra del motor en diciembre de 1910 se vio sorprendido por la potencia del motor y al momento se encontró volando.

Sin embargo, ningún periódico de la época, como el parisino Le Figaro,[1]​ recoge el suceso.

Sin embargo, años más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial el avión italiano Campini Caproni CC.1 volaría con un motor similar, y los ingenieros japoneses desarrollarían otro motor parecido para impulsar a las bombas volantes kamikaze Yokosuka MXY-7 Ohka.

«Los únicos aeroplanos sin hélice». Folleto publicitario [ 3 ] ​ que estuvo disponible en la exposición de París en 1910.