[3] Desde el club se organizó parte de la Liga Patriótica Argentina, que montó una fuerza parapolicial para reprimir la huelga en los Talleres Vasena, en reclamo de mejores condiciones laborales.
El Club del Progreso logró su finalidad a través de diversas actividades sociales, principalmente bailes, tertulias, el billar, el ajedrez y los juegos de cartas.
Sus primeras autoridades fueron: Diego de Alvear, Delfín B. Huergo, Felipe Llavallol, Francisco Chas, Mariano Casares, Santiago Calzadilla, Rufino de Elizalde, Juan M. Estrada, Félix Sánchez de Zelis, Justo José de Urquiza, Ambrosio del Molino, José J. Martínez de Hoz, José Mármol, Ramón Llavallol, Bonifacio Huergo, José M. Cullen, Patricio Sala, Angel G. de Elía, José M. Achával, José M. Maldonado, Norberto de la Riestra, Tomás Guido, Jaime Llavallol, Mariano Drago, Carlos Casares, Hermenegildo de la Riestra, Manuel M. Escalada, Antonio G. Moreno, Vicente Peralta, José M. Lagos, Mariano Lozano, Manuel J. de Guerrico, Manuel J. Cobo, Diego Calvo, Emilio Castro, Bernardo Larroudé, José Pacheco, Jacobo Parravicini, Román Pacheco, Francisco B. Madero, Daniel Gowland, Mariano Varela, Alejo Arocena, Augusto Bornefield, Cayetano M. Cazón, Luis Costa, Miguel Cané, Antonio Romaguera, Vicente Casares, Luis Cáceres, Bernabé Ocampo, Wilfrid Lathan, Manuel Pérez del Cerro García de Cossio, Carlos Sívori.
Desde sus orígenes el Club del Progreso contó entre sus socios a las grandes familias porteñas tanto unitarias como federales, con un compromiso de fusionar estas tendencias políticas.
El Club del Progreso fue, desde su creación y hasta mediados del siglo XX, una entidad por la que pasó gran parte de la historia política de Argentina.