Una herida de este tiempo le hirió la vista permanentemente.
Estaba en esta cuenta cuando fue seleccionado en 1704 para hostigar los dominios del elector Maximiliano II Emanuel de Baviera.
En el resto de la guerra fue a menudo distinguido por su fiero coraje.
En la gran batalla de Belgrado (1717) lideró la segunda línea del ala izquierda de la caballería en una brillante y decisiva carga que llevó a las fuerzas del Imperio otomano a sus trincheras.
En 1733 fue hecho general mariscal de campo en el ejército y en la primavera de ese año él y el mayor general irlandés Francis Patrick O'Neillan reunieron a 50.000 hombres en Mantua en un esfuerzo por reclamar todo lo que se había perdido el año anterior cuando los austriacos habían sido expulsados de Italia por las fuerzas franco-españolas.