Cuando la situación se agravó en Europa, la Armada de Estados Unidos tenía en cuenta sobre todo la amenaza japonesa.
La experiencia adquirida con estos buques dio lugar a portaaviones perfeccionados para formar la espina dorsal de la fuerza aeronaval americana.
Debían poder cubrir grandes distancias y tener una velocidad llamada económica próxima a los 15 nudos.
También transportar más carburante y municiones para sus aviones, lo cual permite aumentar el número de misiones.
Alrededor de la clase Essex la marina americana fue a reconstruirse y ganó su superioridad.
El primero se botó en julio de 1942 y entró en servicio en diciembre, siendo operacional unos meses más tarde.
Irónicamente la solución final demostró ser mejor al soportar la cubierta de vuelo los tifones.
Además otras 4 piezas simples de 127 mm fueron colocadas en soportes exteriores a babor.
La gran cantidad de armas antiaéreas que se instalaron hizo aumentar en unas 1000 toneladas el peso del barco.
Estas máquinas fueron un acierto al demostrar ser fiables y muy eficientes, pues permitían una autonomía de 18 000 millas a 12 nudos.
En la práctica nunca se pudo aplicar como en la teoría, hasta que en 1943 los clase Essex llevaron a cabo sus primeros ataques.
Al principio, el grupo aéreo estaba constituido siguiendo las normas de la US navy: 36 cazas, 36 bombarderos en picado y 18 torpederos.
En enero de 1945 la composición oficial dictada por la Armada quedó en 73 cazas, 15 bombarderos en picado y 15 torpederos.
También se instalaron ascensores, cables de detención y catapultas hidráulicas mucho más potentes.
En 1950 comenzó la guerra de Corea y a todos los clase Essex en activo se les unieron los elegidos para ser reactivados.
El armamento principal de los portaaviones clase Essex consistía en sus aviones: La guerra obligó a diversificarse.
Realizó en esos portaviones extensas modernizaciones, esfuerzo costoso, pero menos que construir nuevos portaaviones.
Los portaviones modernizados y recuperados para el servicio fueron designados como portaaviones de ataque (CVA).
El USS Oriskany fue entregado en septiembre de 1950 y validaría el estándar SBC-27 que pronto se aplicó a casi toda la clase Essex.
Esa cubierta de vuelo en ángulo y una proa cerrada para huracanes se convirtieron en las características distintivas del programa de mejora SCB-125, que se llevó a cabo simultáneamente con las últimas tres conversiones SCB-27C.
Está modificación se aplicó a todos los barcos SCB-27A y SCB-27C excepto el USS Lake Champlain.
Siete portaviones clase Essex no convertidos se convirtieron en portaaviones de guerra antisubmarina (CVS).
Los Essex convertidos en portaaviones antisubmarino (CVS) fueron inicialmente aquellos que no habían pasado por una reforma tan exhaustiva como SCB-27.
En la fecha en que entraron en servicio en el Atlántico se necesitaban portaaviones de escolta contra los submarinos.
En cambio en el Pacífico la balanza aún no se había inclinado y eran necesarios para cubrir los huecos dejados por los portaaviones hundidos por los japoneses.
Antes del final de la guerra entraron en servicio 17 portaaviones clase Essex, que demostraron ser los más eficaces.
La clase Essex demostró ser muy adecuada para el Pacífico por su buen comportamiento en la mar y tener la autonomía necesaria las enormes distancias.
Para 1943 y como la nueva clase Essex estaba disponible las tácticas se adaptaron hacia una fuerza que combinara varios portaviones.
El grupo aéreo de los clase Essex consistió en cuatro escuadrones (Reconocimiento, cazas, bombarderos y torpederos) que tenían 18 aviones cada uno.
El USS Oriskany (CV-34), que fue ordenado y puesto en grada como clase Essex, fue completado en 1950 bajo las especificaciones del muy modificado diseño SCB-27A, por lo cual, desde su alta, hasta su reconstrucción en 1957-59, era listado como el único buque de la clase Oriskany.