[1] Más tarde con el mismo título de Claridad la FECH sacaría otra publicación, pero ya no sería una revista de influencia nacional, sino que se limitaría a ser un órgano estudiantil universitario.
Los objetivos de la revista fueron la lucha contra “el capitalismo, la oligarquía y los intereses creados”.
Los fundadores del periódico, que salía los sábados, fueron los jóvenes poetas Alberto Rojas Jiménez, Rafael Yépez Alvera y el periodista Raúl Silva Castro; al poco tiempo la dirección la continuó Carlos Caro —pronto Rojas y Yépez se alejaron, pero Silva continuó colaborando—, al que se le unieron luego José Santos González Vera y Juan Gandulfo.
Las caricaturas eran hechas por Chao, firma de Raúl Figueroa, también dibujante del vespertino La Época y la revista Sucesos.
En Claridad Atria escribía crónicas humorísticas tituladas “Patrioterópolis” (un escarnio al sentimiento patriótico que profesaba la cultura oficial chilena promovida desde los poderes del Estado), y traducía poesía francesa.
Pablo Neruda, el joven poeta parralino, escribió semanalmente para Claridad algunos artículos en prosa, y le publicaron poemas en la sección «Los Nuevos», destinada a exponer los trabajos de los escritores emergentes.
Su renacimiento en 1931 mantuvo estas mismas líneas programáticas y editoriales pero la repentina muerte de Juan Gandulfo, la derrota política e histórica del anarquismo y la nueva etapa a la que estaba entrando el país terminaron por dispersar al grupo.
Claridad interrumpió su aparición en 1926 y no volvió a editarse hasta 1931, cuando había caído la dictadura de Ibáñez.
Pese a las intenciones del grupo, esta segunda época tuvo una corta vida, sin embargo, las líneas centrales se mantuvieron casi inalterables.
Nuevamente la influencia de los españoles se dejó sentir sobre el cruce entre nihilismo, nietzscheanismo y anarquismo.
En cuanto a la generación joven la tendencia que denomina “vanguardista” solo tenía actitudes snobistas, pero la de “avanzada” por fin estaba encontrando su camino.
Este escrito conforma uno de los últimos que desarrolla una fuerte crítica desde el individualismo anarquista que se negaba a reconocer al hombre como un “tornillo del organismo social” hacia el autoritarismo militar y al fascismo.
Éstos, que no se habían sumado al ibañismo trataron de levantar una nueva central obrera.
La revista también incluyó una entrevista al dirigente comunista disidente Manuel Hidalgo quien hacía declaraciones sobre los sucesos de Copiapó y Vallenar.
Que vuestras vértebras se gasten por el esfuerzo titánico del torso doblado tras la herramienta creadora.