Cirilo Molina Cros
Esto suponía desconocer el proyecto que el ingeniero José Almazán había redactado para la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante y que fue aprobado por las Cortes con la Ley sobre el ferrocarril Albacete-Cartagena de 1859.La reacción de Molina, enviado precisamente para supervisar el cumplimiento de esa legislación, vino en forma de un tenso enfrentamiento dialéctico con el presidente O'Donnell que fue recogido por la prensa nacional y que, según Rodrígez Rubio (1982), fue decisivo para que el Gobierno claudicase en su pretensión y que la vía llegase a Cartagena de forma directa.[5] Durante la Restauración borbónica militó en el Partido Liberal, y desempeñó la alcaldía de Cartagena en el periodo 1877-1879.El consistorio, apoyado por la prensa y opinión pública cartagenera, reaccionó presentando su dimisión en bloque, que el Gobierno conminó a retirar bajo el argumento de que el desacuerdo sería pronto resuelto.El Gobierno nacional terminó por mediar, paralizando las órdenes del mando militar.