Ciencias duras y blandas

para comparar campos de investigación científica o académica, designando como duros los que se quieren marcar como más científicos en el sentido de rigurosos y exactos, más capaces de producir predicciones y caracterizados como experimentales, empíricos, cuantificables y basados en datos y un método científico enfocado a la objetividad;[1]​ mientras que los designados como blandos quedan marcados con los rasgos opuestos.[cita requerida] No conviene confundir el término ciencia blanda con el pensamiento débil, concepto filosófico ligado a la denominada posmodernidad.Aunque en el propio siglo XIX surgieron críticas a ese optimismo positivista[8]​ —notablemente la de Wilhelm Dilthey (que propuso una división de campos entre las ciencias naturales y las ciencias humanas o del espíritu) y las de la tríada de pensadores denominados maestros de la sospecha (Marx, Nietzsche y Freud)[9]​— ambos mitos siguieron siendo dominantes en el pensamiento (tanto científico como humanístico) y no quedaron claramente cuestionados hasta su superación a comienzos del siglo XX.Las matemáticas del caos y otro tipo de nuevas aproximaciones estadísticas a la estructura básica de los fenómenos físicos permiten la posibilidad de ser aplicados también a los fenómenos sociales, en una similitud metodológica que ha dado origen a disciplinas mixtas, como la denominada econofísica.[14]​ La denominada tesis del grafismo, propuesta por Bruno Latour y utilizada sobre todo por el entorno de la Universidad de Maine, mantiene que ciencias duras como las naturales hacen más uso de gráficos que ciencias blandas como la sociología,[15]​ con lo que habría una relación entre cientificidad y visualidad.