El silicio es un bioelemento esencial para algunos seres vivos y uno los elementos más abundantes en la tierra, especialmente en forma de dióxido de silicio o sílice (SiO2).
El ciclo del silicio tiene lugar mediante la meteorización de las rocas, la exportación biogénica y el entierro como sedimentos marinos en escalas de tiempo geológicas.
[13][2] Por ejemplo, el silicato de magnesio (enstatita) se transforma mediante la reacción:
[1] Los fitolitos liberan el silicio por descomposición o disolución, y los cursos de agua lo transportan hasta el océano.
Aunque el ciclo del silicio tiene una importancia relativamente menor entre los ciclos bioquímicos de los ecosistemas terrestres, este proceso es el doble de rápido que la producción de sílice libre por erosión directa,[1][2] y la fuente más importante en el ciclo marino del silicio.
En menor medida, el sílice presente en los sedimentos terrestres puede pasar directamente a la corteza.
[9][2] El sílice oceánico procede, en un 90 %, de las aguas veridas al mar por los ríos.
[13][9][14] Otras fuentes secundarias son las aguas subterráneas, la erosión de los suelos marinos, las fuentes hidrotermales y los procesos de sedimentación eólica.
[11] Las moléculas de silicio presente en los mares se reciclan aproximadamente veinticinco veces antes de su deposición permanente en los sedimentos marinos del fondo del mar.
La disolución en la superficie retira aproximadamente 135 Tmol/año, mientras que el silicio restante se hunde hacia el fondo del mar.
[13] El sílice también puede ser salir del ciclo permanentemente cuando se convierte en Chert.
El tiempo de residencia del sílice en los océanos se calcula en unos diez mil años.