Se opuso a Leibniz y Wolff desde la posición de la ortodoxia religiosa.Atacaba la filosofía de éstos principalmente con motivo del mal moral que tiene que emanar de todo sistema determinista, frente al cual defendía el libre albedrío.Los dos profesores adoptaban métodos de exégesis contrapuestos: Ernesti deseaba examinar las Escrituras del mismo modo que otros libros antiguos, mientras que Crusius se aferraba firmemente a la tradición eclesiástica ortodoxa.[2] Su crítica a Wolff tuvo considerable influencia en la época, comenzando por Lambert y Moses Mendelssohn.[2][11] Con posterioridad, fue reivindicado por los teólogos Ernst Wilhelm Hengstenberg (1802-1809) y Franz Delitzsch (1813-1890).