El protagonista relata el desengaño amoroso sufrido cuando una mujer simuló estar enamorada y le quitó sus bienes que tenía.
[4] Las restricciones continuaron al asumir el gobierno constitucional del general Perón y en 1949 directivos de Sadaic le solicitaron al administrador de Correos y Telecomunicaciones en una entrevista que se las anularan, pero sin resultado.
[3] Dice Álvaro Ojeda que en este tango hay momentos sublimes del mejor humor discepoliano.
La mujer que estafa al carnicero es retratada en su falsía con unos versos que se utilizan hoy en día como síntesis del desengaño: Discépolo hace un juego de palabras, porque la mujer lo enganchó para estafarlo y robarle sus bienes, entre los cuales estaba la ganchera.
me ha vengado y ahora todos saben lo mala que esa mujer fue conmigo, gracias.