Aunque tienen un aspecto y un comportamiento muy similares, se distinguen dos especies dentro del género Chinchilla, así como algunas variedades domésticas.
La desaparición, posiblemente total, de una o más especies salvajes lograría que nunca se pudiera resolver este problema.
[10] Así mismo, existen numerosos sinónimos: Mus Linnaeus, 1758 (Molina, 1782), Lemmus Link, 1795 (Tiedemann, 1808), Cricetus Leske, 1779 (E.Geoffroy St.-Hilaire, 1803); Eriomys Lichtenstein, 1830; Callomys d'orbigny & I. Geoffroy St.-Hilaire, 1830; Aulacodus Temminck, 1827 (Kaup, 1832); Lagostomus Brookes, 1828 (Cuvier, 1830).
[4] En los laboratorios, en cambio, se les designa como C. lanigera, sin distinguir entre la especie salvaje y los descendientes de animales en cautividad.
Sin embargo, algunas raras observaciones (AE Brehm, 1864; Jiménez, 1995) permiten hacerse una idea de su morfología y su comportamiento.
Utilizan estos sonidos para expresarse, desde el trino reposado y cariñoso que hacen a una pareja potencial, hasta el ladrido fuerte y agresivo que hacen cuando se sienten amenazadas.
Las crías suelen saludar a sus padres con un canto muy agudo, normalmente para indicar que tienen hambre.
Las chinchillas pueden liberar chorros de orina o una fuerte olor si son atacadas.
Su defensa es huir, las patas posteriores, más desarrolladas que las anteriores y con cojinetes antiderrapaje, junto con una cola espesa y gruesa, les permiten ponerse a dos patas para observar a lo lejos, saltar al estilo de los canguros y trepar a las paredes rocosas para huir rápidamente ante el más mínimo indicio de peligro.
[17] La chinchilla tiene un pelaje particularmente espeso que limita la evaporación en estas regiones donde la temperatura varía mucho de la noche a la mañana.
Se trata del pelaje más espeso de todas las especies terrestres[cita requerida]: hay 20 000 pelos por centímetro cuadrado.
Su sistema de defensa consiste en el pelaje que poseen: al ser muchos pelos en un solo folículo, se mantienen unidos débilmente; por eso cuando el depredador lo atrapa, la chinchilla escapa corriendo y el depredador se queda con el mechón en la garra.
En estos territorios áridos, las chinchillas anidan dentro de cavidades, entre arbustos espinosos, y cuidan su pelaje bañándose en polvo volcánico.
También consumen frecuentemente otras plantas como Stipa plumosa y Cordia decandra.
Beben agua del rocío, y comen alimentos variados que cogen con sus patas anteriores prensiles.
Su dieta es esencialmente vegetariana (hierba, cactus, frutas, etc.) Las chinchillas se comen cualquier vegetal comestible, pero a veces también pueden consumir insectos.
[25] Originalmente, las chinchillas salvajes estaban muy extendidas por los Andes centrales y las montañas adyacentes.
En 1864 todavía se podían observar, en los altos Andes, cientos de chinchillas poco feroces subiendo y bajando con una rapidez sorprendente las escarpadas paredes rocosas.
[25] Los conquistadores españoles descubrieron la suavidad de este pelaje y, en el siglo XVIII, comenzaron a exportar pieles hacia España.
Las pieles eran exportadas principalmente a los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania.
[8] De hecho, hacia el 1913, capturando un único animal por mes, los «chinchilleros» ganaban más que trabajando en las minas.
Por su parte, la chinchilla doméstica, criada con éxito desde 1923, está extendida, en casi todo el mundo.