Charles-Henri-Louis d'Arsac de Ternay

Pasó toda su vida en la marina, escalando los grados hasta llegar a ser Capitán de Navío en 1761.

Ese año tomó en Brest el comando del Robuste et dirigió -salvándola de su difícil situación- la flota francesa que se encontraba encerrada estaba en la boca del río Vilaine.

Más adelante, poco pudo hacer, con sólo ocho navíos de línea, dos fragatas y ocho galeras ligeras, frente a una flota británica que contaba con trece navíos de línea más que la suya y que no tuvo ningún inconveniente en establecer un bloqueo.

Luego de la jornada fatal de Croisic, habiendo sido los buques del Rey dispersados en los peligrosos e impracticables estrechos del Vilaine, animado de una feliz audacia y por un trabajo infatigable durante los años 1760 y 1761, en presencia misma del enemigo que se oponía a sus esfuerzos, arrancó los buques de los peligros del río y los restituyó al puerto al que estaban destinados.

Enviado en 1780 por el Rey muy Cristiano en socorro de los Estados Unidos que combatían por su libertad, tomó el puesto de Rhode Island; mientras se preparaba para nuevas tentativas, sucumbió en Newport a una muerte que costó muchas lágrimas y tristezas a los oficiales de sus buques, a los Estados Unidos, a los hombres virtuosos y a sus parientes, el 19 de diciembre del mismo año, contando 58 años.

El Rey muy Cristiano, Juez y remunerador muy equitativo de la Virtud, para consagrar a la posteridad la memoria de un General tan respetable, ha ordenado que se elevara este monumento.

Charles-Henri-Louis d'Arsac de Ternay
Plano de la posición de las tropas de Rochambeau y de los navíos de Ternay frente a Newport en 1780