Integra el grupo Nexus junto con Fernando Fader, Pío Collivadino, Carlos Ripamonte, Alberto Rossi y Justo Lynch.
La gran muestra del Centenario fue consagratoria para Quirós, una sala completa fue dedicada a sus pinturas.
Viaja nuevamente a Europa y se establece durante cinco años; regresando posteriormente para radicarse en la estancia de los Sáenz Valiente, en Entre Ríos (1916-1927), en donde produce una obra nítidamente gauchesca sin precedentes en las artes figurativas de Argentina.
Pero hay una leyenda sobre mí que me confiere un aura de misterio, y es la del Emperador.
A la primera idea, apenas delineada, la convirtió en un payaso, mezcla de pierrot y fantasía elegante.
Eso sí, cambió el lugar de la pelota y la colocó a mi derecha.
El maestro me vendió al Club, junto con los rumores de que debajo de mi maquillaje se encontraba, oculto y anónimo, el Káiser Guillermo II.
Me facilitó entonces, un prestigio que mi figura de payaso no tenía.
Decían que me había encargado el embajador de Alemania en París, para colocarme en la residencia de los enviados del Káiser ante el palacio del Elíseo.
Inútil en mi imaginado traje imperial, el maestro me pintó como un payaso, cubriendo mis galas con lentejuelas, más acorde con el frívolo espíritu del París de Mistinguette y Tamara de Lempicka.