Los estratos más profundos del yacimiento, parecen corresponder con los primeros momentos de ocupación de este enclave, fechado en torno a los siglos IX-VIII a. C. Aunque no se han localizado estructuras pertenecientes a las viviendas esta fase, se han podido documentar fragmentos de cerámica y fauna así como desechos de actividades domésticas; y además, teniendo algunos paralelos sobre poblados de la misma época, debemos suponer que estas gentes debían vivir en cabañas, probablemente circulares o ovales y construidas con materiales endebles.
A Partir del siglo VIII a. C., los fenicios, que se establecen a lo largo de toda la costa mantienen contactos con estas comunidades, surgiendo así el periodo “Orientalizante” dentro del mundo indígena.
Viviendas de características similares se han documentado también en la bahía gaditana (Doña Blanca),[4] y en el poblado del Campillo.
A finales del siglo VII a. C., este enclave pudo estar relacionado con la explotación agrícola de los valles situados entre la sierra y el litoral, probablemente vid y olivo, así como relacionada con los recursos pesqueros.
Del momento de abandono en los momentos iniciales del siglo IV a. C., destaca una importante muestra de fauna, ovicápridos, bóvidos y bivalvos (lapas, mejillón, curruco, búsanos, cañaílla...), así como moluscos terrestres (caracol), que nos indica cuales eran las especies más consumidas.