Sin embargo esta teoría no explica las razones de por qué los pocos españoles que sobrevivieron ocultos, quisieron rememorar este hecho tan puntual y trágico llamando de esta manera a dicho cerro.
La segunda teoría y la más probable desde el punto de vista arqueológico e histórico se enfoca en la explotación minera del cerro desde épocas prehispánicas.
Diversos historiadores modernos, entre ellos María Luz Méndez, afirman que la denominación se originó por unos hornos de fundición indígenas llamados "Huayras".
Como ya se señaló anteriormente, este mineral fue explotado desde épocas prehispánicas por los diaguita-inka (véase también "Anien").
En 1839, la familia Carmona vende las minas Bronce, Panteón y Farellón a Carlos Lambert.