Ubicado en un teso amesetado, de forma elíptica ocupa una extensión cercana a las 15 hectáreas, uno de los mayores de la provincia junto con el de Las Merchanas, sobre un espigón natural a modo de defensa flanqueado en su parte este y norte por el arroyo del Rolloso con barrancos superiores a los 40 metros, ahora inundados en parte por la presa sita a 500 metros de su desembocadura, y en su parte este por el cauce del río Águeda con paredes graníticas verticales de más de 70 metros, quedando ahora tan sólo a unos 30 metros del cauce inundado por la presa a la que da nombre.
En su parte norte se hallan unas defensas menores.
Debido a su estado, no es apreciable el campo de piedras hincadas.
Este tipo de castros ubicados en espigones naturales formados por las arribes es frecuente en la provincia como pueden ser los llamativos castros de Lerilla (Zamarra), Saldañuela (Bermellar) o Yecla la Vieja (Yecla de Yeltes) en posiciones dominantes del territorio circundante.
Este castro prerromano continuó habitado en época romana, de la que datan innumerables restos constructivos apreciables y su rango de municipium conforme al Edicto de Latinidad promulgado por el emperador Tito Vespasiano en 74 a. C., pasando por la visigoda, hasta la Alta Edad Media en la que comenzó su abandono progresivo.