Data de los siglos XIV y XV, aunque en 1959 lo reformó considerablemente el arquitecto Adolfo Florensa.
En 1816 el rey Fernando VII reincorporó Mequinenza y su castillo a la Corona como acuartelamiento militar.
En la actualidad pertenece a la Fundación Endesa[4] y solo es visitable los martes previa llamada al ayuntamiento.
Las murallas del castillo no se limitarona circunscribir o cobijar las construcciones militares ubicadas en la cima escarpada sino que, como indicaba Quadrado "los muros de su mole se desprenden y bajan hacia el Ebro para abrazar holgadamente a la población".
[5] En aquel entonces, cabe pensar que la población se ubicaba entre murallas y después de la desaparición de éstas, creció y se expansionó considerablemente siempre a orillas del Ebro.
Está protegido en la vertiente sur por una escarpada ladera en la que son visibles los restos de una muralla que desciende buscando hacia el río y en el lado norte la protección proviene de un foso artificial.
Nuevamente, la población es reconquistada por los sarracenos y finalmente fue conquistada definitivamente por Ramón Berenguer IV en 1185.
Más tarde, en 1192, el mismo rey la cede a Armengol, conde de Urgel.
Los franceses, después de haber tomado Lérida quisieron hacer lo mismo con Mequinenza cuya posesión ansiaban por considerarla la "llave estratégica del Ebro" y estar situada en una altura dominante sobre la desembocadura de los tres ríos.
El Castillo se hallaba en ese momento defendido por 1200 hombres al mando del coronel Carbón.
En la noche del 2 al 3 de junio se abrió la brecha y en la del 4 al 5 el ejército francés logró penetrar en la villa, saqueando y prendiendo fuego a muchas casas.
Tres días después, destruidas las principales defensas del castillo y sin abrigo alguno, la guarnición española se rindió, quedando prisionera de guerra.
Como curiosidad Madoz apunta a que el Castillo de Mequinenza recibe el nombre de "el Macho" o "el Mocho" (refiríendose a aquello que falta la punta o la debida terminación, ya que en el Castillo no había ninguna torre destacada por encima de las otras) y describe su estado como "miserable y reducido".