Aiguabarreig (Mequinenza)

Para la cuenca del Matarraña, la ZEPA incluye los municipios de Fayón, Nonaspe, Fabara y Maella.

Sin olvidar el importante papel ecológico que tienen como corredores biológicos para un gran número de especies.

En un segundo estrato encontramos sauces (Salix alba, S. fragilis, S. purpurea) y tamarindos.

El estrato arbustivo lo constituyen sobre todo las zarzas, que forman masas de cierto volumen, y el roldón, no muy frecuente.

Sus rieles se hunden en el cieno ejerciendo una competencia que no deja prácticamente oportunidad a otras especies debido a su estrategia de reproducción a partir de tallos modificados que se extienden bajo tierra (rizomas) y que llegan hasta cien cañizos para metro cuadrado.

En este sustrato se desarrollan comunidades higronitrófilas (Xanthio-Polygonetum) con especies de características centroeuropeas como la cachurrera, Polygonum persicaria y Paspalo-Polypogonetum viridis.

En cuanto a la vegetación mediterránea típica de esta zona, destacan claramente la coscoja, el lentisco y el espino negro .

Allí donde las tierras son carbonatadas aparecen matorrales de romero como la formación más abundante.

Otros matorrales menos frecuentes son Genista biflora y Cistus clusii.

En las áreas de areniscas y lutitas, con suelos limosos, hay espartales como el albardín .

Donde afloran las tizas crecen comunidades gipsícolas con el Gavoi Ononis tridentata, y los cortes y zonas muy frecuentadas por los rebaños aparecen las comunidades más nitrófilas como la Artemisia herba-alba, Salsola Vermiculata o salado blanco.

Durante el terciario (Oligoceno inferior y Mioceno superior), los sistemas aluviales procedentes de estas tres cordilleras vertían sus aguas hacia la cuenca del Ebro, que, en aquellos tiempos, tenía un carácter endorreico.

[9]​ Entre los carrizales se dan cita especies como calopteryx virgo, sympetrum flaveolum, ishnura pumilio e incluso anax imperator.

[10]​ Por último, destacar los escarpes, característicos del Valle del Ebro, y que sin lugar a dudas albergan a un nutrido grupo de especies rupícolas, en especial rapaces, pudiéndose observar sin gran dificultad muchas de ellas, entre las cabe destacar algunas de ellas con un gran interés de conservación, a nivel nacional y autonómico, por citar algunas de ellas; buitre leonado, alimoche común, águila real, águila perdicera, águila calzada, culebrera europea, busardo ratonero, aguilucho lagunero occidental, milanos negro y real, halcón peregrino y búho real.

La extracción de lignitos y su transporte ha marcado los pueblos del Aiguabarreig, dado su estrecho vínculo con los ríos.

Símbolo son los extinguidos "llauts", unas embarcaciones que mantenían unidas las personas y la cultura de todas las villas ribereñas.

Pocas fortalezas tendrán un mejor emplazamiento que ésta, contemplando un extenso e impresionante paisaje sobre la confluencia de los ríos y sus tierras circundantes alcanzando a ver en días despejados los Pirineos.

Mar de Aragón en Mequinenza.
Confluencia fluvial de Ebro, Segre y Cinca en Mequinenza.
Gyps fulvus en el Aiguabarreig de Mequinenza.