La caspa, pitiriasis[1] o furfurácea es una afección dermatológica común del cuero cabelludo que se estima afecta hasta a un 50 % de la población mundial.
La etimología de la palabra «caspa» no está relacionada con ningún étimo latino y no existe en otros idiomas (excepto en otras lenguas peninsulares: como el portugués y el catalán, ambos con idéntica escritura), por ello se le atribuye su origen en las lenguas paleohispánicas, es decir, prerromano.
[6] A medida que crece la piel, las células epidérmicas son empujadas hacia afuera donde acaban por morir y caer como hojuelas de la cabeza.
Cuando el Malassezia furfur crece demasiado rápido, la renovación natural de las células resulta afectada y aparece la picazón.
Otros hongos pueden desempeñar papeles similares en la causa de la caspa, al igual que ciertas bacterias.
Otros factores causativos incluyen la historia familiar, alergias a alimentos, transpiración excesiva, el uso de jabones alcalinos, micosis y estrés.
Los síntomas de la caspa también pueden ser agravados por exposición al polvo, la luz ultravioleta, champús demasiado fuertes y tintes para el cabello.
El medicamento de mayor elección actualmente es el ketoconazol, aunque otros champús menos costosos pueden elegirse como primer intento contra las formas más leves.
Algunas personas evitan, equivocadamente, lavar su cabello, creyendo que el efecto resecador del champú empeorará su caspa.