Caserío-Museo Igartubeiti

El espacio se dividía entre un tercio para la parte delantera y el resto para la más interior que debió tener un usa habitacional como permite sospechar por un realzado del suelo que pudiera haber hecho funciones de banco corrido o litera.

Hay constancia que en la Edad Media la forma habitacional habitual era la de la aldea integrada por varias unidades habitacionales vinculadas por la iglesia y el cementerio pero con cierto grado de dispersión que permitía percibirlos como un núcleo agrupado no urbanizado, ni ordenado.

Los edificios contaban con una estructura de madera que adquiere un extraordinario protagonismo y una casi total autosuficiencia portante.

Se utilizan tornapuntas y elementos ubicuos para fortalecer las uniones de los postes verticales con las vigas horizontales que soportan el piso.

Los habitantes de Igartu en el siglo XIV eran gentes humildes del común, aunque con un cierto prestigio entre sus vecinos, calificados por la corona como "hombres buenos y sin sospecha".

Llegó a ser regidor de Ezkioga y su descendencia se mantuvo sin interrupción en el Igartebeitia hasta inicios del siglo XIX.

Bernardo Mendiguren, tras fracasar en una inversión en la pujante industria que estaba surgiendo en el valle, se suicida en 1879 con cuarenta y cinco años de edad.

Encarga un proyecto de remodelación y adecuación del caserío para que, manteniendo sus valores, pueda realizarse una vivienda plurifamiliar.

El proyecto es encargado al arquitecto Ramón Yerza que es especialista en patrimonio histórico y oriundo de la zona.

Cada caja está numerada en orden ascendente desde el suelo al tejado, mediante pequeñas muescas realizadas con la azuela.

Sobre este pórtico surgió una amplia superficie cubierta y bien aireada, a la que se le denominó "camarote nuevo".

Las ventanas, realizadas en la reconstrucción, obedecen a los ejemplo que se han conservado en otros caseríos vecinos, se han hecho geminadas con arco de marquetería y hojas de tipo corredizo formadas por varias tablas verticales unidas al dorso por peinazos recortados.

La reforma también tocó el lagar, se sustituyó la abrazadera-guía que mantenía el tornillo vertical, formada por dos piezas de madera en medialuna que se insertaban en los solibos del forjado, por una viga horadada más gruesa dispuesta en sentido ortogonal a los postes.

Se trató al edificio como un ser vivo que evolucionó en el tiempo adaptándose a cada circunstancia en las funciones claves de su uso, la habitabilidad y la producción, aunque el objetivo final no las tuviera en cuenta, ya que la nueva funcionalidad del equipamiento cultura era la investigación y la difusión.

Se optó por crear un acceso desde el exterior al desván mediante un camino elevado, de tipología tradicional.

Se inició con tres sondeos divergentes: uno en prolongación del eje axial de la construcción y otros dos oblicuas respecto a él, que dieron un resultado negativo.

Se tuvo especial interés en preservar la inclinación original del suelo para poder reproducirlo fielmente a la hora de realizar el positivo.

Para las piezas verticales se ponían en el extremo inferior y en la cara que miraba al sur.

En las piezas inclinadas se mantenía la orientación vertical de la etiqueta y si estaban paralelas a la fachada sur seguían ese protocolo específico.

Esto llevó a que en algunos casos las piezas originales no alcanzasen su lugar de apoyo en los muros y necesitaran un suplemento colocando zapatas bajo sus extremos.

Los pasadores y lengüetas que se habían perdido fueron renovados con la madera nueva labrada a azuela para asegurar su elasticidad.

Delimitando la masera se encuentran las "cantaleras" formadas por tablas horizontales con una altura no superior a medio metro.

La fuente documental estuvo formada principalmente por contratos de arrendamiento, testamentos, inventarios post mortem y capitulaciones matrimoniales.

Las piezas fueron acondicionadas, limpiándolas, tratándolas contra las diferentes plagas que las pudieran afectar y reparándolas, si lo necesitaban.

Junto a la cocina se encuentra el zaguán, que configuraba como un espacio único con ella.

La tercera habitación hay dos camas bajas con sus correspondientes jergones, colchones y ropa, así como una arquilla.

Las cuadras, donde están los animales, tienen una serie de ventanas correderas que se abren a al cocina.

Junto a la carpintería se encuentra el colmenar, que ocupa la zona más aboardillada del desván.

Hay ocho colmenas realizadas con troncos huecos de castaño en cuyo interior se alojan los panales.

Su ubicación, en la parte superior del área de la cocina donde llegaba el humo por sendos huecos, servía para aplacar a las abejas.

Caserío Igartubeiti fachada.
Maqueta de la estructura original con el lagar de viga.
Planta baja, área de la cocina y Zaguán.
Planta alta, zona del lagar.
Caserío Igartubeiti. Telar.
Detalle del tornillo en su unión con la viga de prensar.
Caserío Igartubeiti. Cocina.
Segunda habitación.
Zona de aperos y bodega.