Su importancia urbana es tal que dio el nombre a la Calle Marqués donde se encuentra ubicada.
[8] La casa fue sometida a varias restauraciones durante toda su existencia sin embargo, destacan dos oportunidades en función de sendos desastres naturales.
A cada lado de los cortos muros incas se levantan tres pilastras unidas con la del centro emergiendo moderadamente y concluyendo en un falso entablamiento.
En la segunda planta se repiten las pilastras culminando en un frontón cuyo tímpano contiene el escudo nobiliario del marquesado[10].
Según el estudio realizado por el antropóloto David Vicente de Rojas Silva, citado por el historiador cusqueño Angles Vargas[11], los propietarios del bien fueron los siguientes: