[3] Su funcionamiento está estipulado en las disposiciones legales del Banco Central para la emisión de billetes y monedas.[6] Por los siguientes seis años se usaron monedas de la época colonial reselladas para suplir la demanda.El contrato, válido por 20 años, estipulaba que el nuevo instituto debía acuñar cuatro millones de bolívares en oro y plata.Se cuenta que el Inspector, al mostrar al presidente un ejemplar de las primeras monedas de oro que produjo esta Casa, éste exclamó: «¡Qué bello, Pachano!».[cita requerida] En octubre de ese año, la moneda extranjera fue declarada mercancía y quedó prohibida su importación, además de ordenarse que los billetes emitidos por el Banco Comercial y el Banco de Carabobo fuesen recibidos en todas las oficinas nacionales y continuasen circulando con el valor que fijase el mercado,[7] medidas que permitieron a Venezuela tener un sistema monetario propio.No obstante, la Casa registró un superávit en la acuñación, sobrepasando la cantidad establecida, lo que generó desajustes en las finanzas.El establecimiento fue liquidado por desacuerdos con la empresa La Monnaie, pero en 1890 el Gobierno adquirió las instalaciones de la Casa y pasó a ser el responsable del cuño nacional.Las autoridades del Banco Central de Venezuela adquirieron una parcela de 10.367 m² contigua a su sede en Caracas, en la que se pensaba construir la fábrica, en el lugar que hoy es la Plaza Juan Pedro López.[1] El complejo empezó a construirse en 1989 fue concluido, siendo el encargado el arquitecto Eduardo Sanabria y los cálculos estructurales fueron realizados por los ingenieros Ernesto Martínez y Carlos Luis Cosson mientras que la gestión de ingeniería, procura y construcción fue realizada por la empresa Vepica., iniciando operaciones en septiembre de 1999.
Monedas de cuatro
reales
, producidos en la Real Casa de Moneda en 1820.