Este rol se despliega en formaciones tácticas que requieren una mayor versatilidad y movilidad en las bandas, habitualmente dentro de esquemas con tres defensas centrales.
[3] Sin embargo, en este contexto, los jugadores aún no tenían la responsabilidad de cubrir toda la banda como lo harían más adelante.
El verdadero surgimiento del carrilero ocurrió cuando las formaciones con tres defensores centrales y dos laterales adelantados comenzaron a ganar popularidad.
Este cambio táctico permitió que los laterales se convirtieran en carrileros, operando como defensores y extremos al mismo tiempo.
La velocidad no solo es útil para ganar duelos individuales, sino también para realizar desmarques y generar peligro en los contragolpes.
Un carrilero veloz puede estirar la defensa del equipo contrario, creando espacios para que otros jugadores aprovechen.
Los carrileros deben ser capaces de ejecutar centros con precisión, ajustándose a la velocidad y dirección del juego.
La lectura del juego es una habilidad táctica esencial para un carrilero, ya que debe ser capaz de anticipar las jugadas y posicionarse correctamente tanto en defensa como en ataque.
Durante su carrera en el Real Madrid, y en la selección brasileña, Roberto Carlos se destacó como un carrilero izquierdo que podía recorrer toda la banda, apoyando tanto en defensa como en ataque.
Su capacidad para generar peligro desde largas distancias y sus poderosos centros hicieron de él un modelo a seguir para futuros carrileros.