Todas ellas festividades muy estudiadas por el antropólogo español Julio Caro Baroja que describe sus personajes fundamentales.
La denominación procede del portugués carocho que significa diablo (espíritu maligno) y como adjetivo negro, oscuro.
Con algunas pequeñas variantes en los personajes, y con denominaciones similares, se celebran igualmente en otros municipios cercanos a Riofrío.
Se celebra en la calle durante todo el día, a la vista de los vecinos del pueblo.
Fiestas similares como el obispillo fueron mencionadas en los textos del siglo XV, en la Universidad de Salamanca fueron prohibidos.
[6] Los personajes de esta mascarada invernal son once: Se suelen dividir en tres grupos: los diabólicos, o carochos, que se representan en el carocho grande y chico; los guapos que son el galán la madama, el del cerrón, y el del tamboril; los ciegos, gitanos y filandorros.
Estos últimos suelen ir en los inicios de la mascarada portados por un carro que empuja un burro.
Tras esta ceremonia los carochos acuden a un lugar del centro y se refugian, la pareja (madama y galán) pasean junto con el del cerrón que reparte dulces entre los niños.
El molacillo toca el cuerno de vaca, hasta que logra dar con el ciego, es atrapado y atado con una cuerda.
El aguinaldo tradicional consistía en un chorizo, morcilla, tocino (tajada), vino, castañas, nueces y en algunas ocasiones lino.
Las peleas entre los carochos y los filandorros se producen con frecuencia hasta dar por finalizada la mascarada.
El aguinaldo recogido suele ser objeto de varias comidas entre los mozos participantes.