Carmen Hernández

Olaechea describirá a Carmen Hernández como una mujer "salvajemente noble, sincera y franca".

Durante su estancia en esta ciudad, conoció al padre Pedro Farnés, joven sacerdote especializado en liturgia.

La influencia de Farnés fue fundamental para cambiar sus concepciones tradicionales sobre la misa y la Eucaristía.

Carmen, siguiendo el ejemplo del joven pintor Kiko Argüello, que había empezado a vivir entre los pobres y marginados en el barrio de Palomeras Altas, en los suburbios de la capital, se instaló en una chabola.

Es un libro donde se refleja la experiencia espiritual de Carmen Hernández, que ella mantenía oculta a todos.

Como Kiko Argüello afirma: «Carmen sufrió todos los días y no dijo nada a nadie.