Carduus acanthoides

Su crecimiento arranca de una roseta basal achatada, del que surgen tallos erectos, con hojas ocasionales, dentadas, arrugadas y espinosas.

Posiblemente fueron introducidas involuntariamente con las primeras colonizaciones europeas del siglo XVIII, ya que Charles Darwin, al visitar la región en 1843, los encontró profusamente en la provincia de Buenos Aires.

A pesar de su extrema sensibilidad al clásico herbicida 2,4-D, sus poblaciones son muy grandes.

Sin embargo, las poblaciones de cardos no se vieron afectadas (Molinari, et al.

[4]​ Carduus acanthoides fue descrita por Carlos Linneo y publicado en Species Plantarum, vol.

Ilustración
Inflorescencia
Vista de la planta
En su hábitat