Carassius

[4]​ Durante la Dinastía Tang (618-907), era popular criar carpas en estanques ornamentales y jardines acuáticos fundamentalmente de los templos budistas.

En ocasiones especiales en las que se esperaban invitados, los peces podían ser movidos a un contenedor mucho menor.

[12]​ Durante la dinastía Ching (1644-1911) se desarrollan las variedades celestial, oranda, cabeza de tigre, burbuja, pom-pom, perlados, bronce y azul.

[10]​ En 1603 los peces dorados pasan a Japón, donde además de criarse muchas de las variedades chinas, se producen muchos otros híbridos y se desarrollan las variedades Jikin y Ranchu entre otras.

[10]​ Los Carassius se caracterizan por su cuerpo compacto y robusto, con una longitud máxima registrada de 65 cm en algunas especies, aunque en la mayoría de las variedades ornamentales su tamaño es notablemente menor, generalmente entre 15 y 30 cm.

En condiciones ideales, los Carassius pueden vivir hasta 20 años o más, lo que subraya su capacidad de adaptarse a ambientes estables y bien cuidados.

Esta antigua historia simboliza la persistencia, la transformación y el cumplimiento del destino de una persona.

Los peces dorados, específicamente, a menudo se ven como un símbolo de riqueza y buena fortuna en la cultura china.

Debido a esta conexión lingüística, el pez dorado se asocia frecuentemente con la prosperidad.

Según las creencias tradicionales chinas, la imagen de dos peces dorados nadando juntos se considera que trae armonía a las relaciones, especialmente en el matrimonio.

Los peces dorados a menudo se representan en pares, reforzando la idea de unidad y equilibrio.

El pez dorado, en este contexto, encarna la idea de trascendencia y el potencial para la evolución espiritual.