Consumada la conquista de Perú, el rey Carlos I concluyó que era imprescindible actualizar la Capitulación de Toledo (26 de julio de 1529), de manera de administrar los territorios ubicados entre el límite sur de la gobernación de Nueva Castilla y el estrecho de Magallanes.
El 21 de mayo de 1534 el monarca español creó tres capitulaciones para formalizar las responsabilidades de la conquista del sur del continente sudamericano: El 24 de enero de 1539 el monarca español creó una cuarta capitulación: