Canción desesperada (tango)

Allí visitó el Monasterio de Cartuja de Valdemosa, cuyas paredes desnudas, tétricas, horribles, porque llevábamos los ojos cargados del paisaje verde que quedó atrás, le dieron la impresión de meterse en una tumba.

En el lugar recordó que allí vivieron sus atormentados amores George Sand y Federico Chopin e imaginó la angustia del cuerpo y de la creación, componiendo con esa locura de los condenados a morirse, a los que nunca les alcanza el tiempo para terminar la obra mientras afuera sonaba un viento desesperante, angustioso, y en ese clima esbozó siete o nueve compases de una canción angustiosa, desesperante, como ese vendaval que golpeaba las paredes.

Años después aquellos compases fueron el leit motiv de Canción desesperada, porque seguía pensando en aquel músico torturado y enfermo.

[3]​[4]​ En 1945 Discépolo le llevó el tema a Lalo Scalise, por entonces pianista de la orquesta de Pedro Maffia, en el cabaré Tibidabo, quien ya había vertido al pentagrama muchos temas suyos y después de varias noches de trabajo, el tango quedó listo y Maffia lo estrenó allí mismo con el cantor Alfredo Castell entonando los dramáticos versos.

[3]​[4]​ Entre las grabaciones de este tema se encuentran los siguientes:[3]​