[4] Hasta el año 1400, la Orden abrió nuevas casas en Inglaterra (Londres), Francia (París y Toulouse), Alemania (Colonia) y los Países Bajos, a finales del siglo XV contaban con unos 40 conventos en toda Europa.
La ya mencionada Revolución francesa terminó por acabar con los pocos conventos que quedaban en Francia.
[4] La crisis de las órdenes religiosas del siglo XIX, provocada por las secularizaciones y supresiones en los estados europeos afectaron los crucíferos.
Solo sobrevivieron dos conventos en los Países Bajos, Uden y Sint Agatha, pero en 1814, Guillermo I de los Países Bajos prohibió que admitieran nuevos miembros: al final de los años treinta, solo quedaban cuatro crucíferos, dos en Uden y dos en Sint Agatha.
La orden volvió a extenderse por Bélgica y los Países Bajos; intentaron, sin éxito, establecerse en Wisconsin, en los Estados Unidos, donde nueve crucíferos trabajaban con inmigrantes holandeses y belgas; la guerra civil norteamericana, sin embargo, impidió que abrieran un priorato.
[4] La Orden en la actualidad se dedica a la celebración del Culto Divino y posee numerosas obras de apostolado.