Su centro geográfico y capital está situado en Santa María La Real de Nieva.
Estas llanuras son el resultado de un desmantelamiento realizado en distintas fases durante el Cuaternario.
Aunque estos cerros circulares normalmente están coronados por la caliza del páramo, que protege a las margas infrayacentes, a veces el estrato calcáreo ha sido prácticamente desmantelado, de suerte que sólo quedan algunos restos de roca caliza y guijarros en su nivel superior.
Castillos y torres de defensa hicieron falta para conservar la tierra reconquistada.
Muchos de estos pueblos deben su nombre a esta época, en la que los reyes los cedían a los monjes, nobles y comunidades enteras, que emigraban con el objetivo de repoblar estas tierras.