Campaña naval de 1841 (Guerra Grande)

Por el mismo se estipulaba el levantamiento del bloqueo a los puertos argentinos y la evacuación de la isla Martín García.

El teniente 1° Álvaro José de Alzogaray sería su ayudante y enlace con el canciller Felipe Arana.

Bernardo Dupuy, comandante del Montevideano, diría en sus memorias:"Nuestra escuadra era mandada por don Enrique Coe, compadre de Brown.

Brown llegó a las 8:30 con otros tres buques, y aproximándose lo más posible abrió fuego contra el navío oriental, pero al observar "que las balas llegaban a tierra donde una multitud de gente se había agolpado inconsideradamente por mera curiosidad, temiendo hacer daño al inocente pueblo oriental, mandé suspender el fuego a nuestros buques que de otro modo hubieran destruido completamente al enemigo".

Aunque Brown había cesado el fuego, el Montevideano continuó disparando a la flota enemiga que mantuvo la posición hasta que ya anochecido y habiéndose retirado Brown dos millas dentro por el tiempo amenzazante, logró salvarse y regresar al puerto.

Allí, muy dañado, fue desarmado por el gobierno oriental, al igual que el Yucutujá y el Constitución.

Tras el combate de Santa Lucía, la escuadra de la Confederación regresó a Buenos Aires, donde permaneció 4 meses durante los cuales se reparó el Belgrano y adquirió y armó el bergantín sueco Oscar, que con el nombre San Martín se incorporó a la flota.

Coe, contaba con la Sarandí, la barca 25 de Mayo (Fourmantin), Cagancha (Dupuis) y Constitución (Beazley).

Pero habiendo cambiado el viento al mediodía favoreciendo ahora a Brown, la suerte de la batalla cambió.

Tras cuatro horas de combate, con la 25 de Mayo en peligro y mientras se levantaba una fuerte tormenta, la escuadra riverista se retiró rumbo a Colonia del Sacramento dejando atrás al Cagancha (14 cañones) que desmintiendo su primitivo nombre portugués (Promptidao, ligero), se replegó lentamente y fue cortado por el Belgrano, poniendo rumbo al banco Ortíz.

Pese a la tormenta, los buques argentinos iniciaron la persecución y alcanzado por metralla y cohetes incendiarios el Cagancha se retiró combatiendo hacia el banco Ortiz, a la vera del cual se refugió al llegar la noche.

A las 21:30 siendo noche muy oscura y con el mar muy picado como para navegar bordeando el banco, la persecución se suspendió.

A la luz de los relámpagos, su comandante Alzogaray advirtió que cerca suyo habían anclado otros dos navíos.

La escuadra argentina continuaba actuando sin mayores inconvenientes, provocando la salida de la oriental y forzando repetidamente el combate.

El Vigilante y el transporte se retiraron al banco Ortíz, donde tras aligerar pudieron ponerse a salvo.

Bergantín Montevideano (1840).