Camino Real de Tierra Adentro

Partía de la Ciudad de México, capital de la Nueva España, y pasaba por ciudades importantes como Pachuca, Hidalgo,Mineral del Monte, Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Chihuahua, Ciudad Juárez y El Paso en Texas (ambas llamadas inicialmente "El Paso del Norte", o bajo el apodo que ahora solo le corresponde de manera oficial a la ciudad estadounidense: "El Paso"), y Las Cruces y Albuquerque en Nuevo México, antes de llegar a Santa Fe.

En aquellos años el comercio conectaba a los pueblos del valle de México con los del norte a través del intercambio de productos como la turquesa, la obsidiana, la sal y las plumas, de tal forma que para el año 1000 aproximadamente, el comercio se extendió desde Mesoamérica hasta las Montañas Rocosas.

Los investigadores Enrique Lamadrid, Jack Loeffer y Tomás Saldaña, cuentan la historia del Camino Real como el más antiguo de Norteamérica: En abril de 1598 —señalan los investigadores— «un grupo adelantado de soldados se pierde en el desierto al sur del Paso del Norte, buscando la mejor ruta al río Bravo.

El Camino Real de Tierra Adentro siguió una ruta marcada por el terreno: «La actividad volcánica y un clima inclemente labraron una tierra rica en depósitos de plata, cobre, oro, ópalos, turquesas y sal.

Inicialmente cuando la Corona española decide no abandonar la provincia de Nuevo México, ruinosa en todos los sentidos, sino mantenerla para no desamparar a los indios ya cristianizados, el virreinato de Nueva España organiza un sistema para abastecer regularmente las misiones, presidios y ranchos del norte.

En el otro extremo aparecían las sequías prolongadas, que hacían sufrir a hombres y animales.

Las tropas de los presidios hacían relevos para dotar al convoy de una protección adicional, y cuando la caravana se adentraba en las áreas más comprometidas, para pasar la noche los carros formaban un círculo con las personas y los animales dentro.

Durante el siglo XVIII los parajes a lo largo del Camino Real incrementaron significativamente.

Este intercambio se daba principalmente con las ciudades mineras de Chihuahua, Santa Bárbara y Parral.

España al mismo tiempo mantenía un monopolio con los productos de sus provincias del norte, así no se permitía el comerciar con la colonia francesa en Luisiana.

Para la segunda mitad del siglo XVIII, la frontera norte de la Nueva España representó un interés fundamental para el Imperio español y su política reformista, con la finalidad de asegurar la soberanía española sobre tan relevantes territorios, muy codiciados geopolíticamente por otras potencias europeas:[6]​ era pertinente una política conciliadora, sobre todo por la peligrosa presencia en la zona de ingleses y franceses, y una reconsideración del papel asignado al indígena, pues ya no sólo se quería que no hostilizase a los españoles, se convirtiera y se vinculase a los procesos económicos, sino que también participase en la defensa de la frontera.

El siglo XIX trajo muchos cambios tanto para México como a su frontera norte.

El Camino Real mantuvo un rol importante en este periodo, ya que los viajeros mantenían la comunicación sobre los eventos que acontecían en el centro del país en los pueblos y las villas en las provincias internas.

Durante y después de la independencia, el gobierno fue inestable y la lucha continua, los recursos que se enviaban a las provincias del norte se redujeron continuamente lo cual dio a la creación de rutas alternas.

Mientras Zebulon Pike estaba en esta ciudad, tuvo acceso a varios mapas de México y se enteró del descontento con la dominación española.

Al principio, los mercaderes estadounidenses fueron encarcelados por infiltrar contrabando en territorio mexicano, sin embargo la crisis económica del norte de México, dio a que se aceptara más y más este tipo de comercio.

En 1846, la disputa sobre la frontera texana entre México y los Estados Unidos dio a la subsecuente invasión estadounidense por las fuerzas militares de EE. UU.

En su travesía, muchos viajeros norteamericanos mantenían diarios y escribían a sus hogares acerca de lo que veían mientras se marchaban.

Los soldados inclusive mantenían notas de los productos, precios, y animales que se encontraban en sus travesías.

El Camino Real de Tierra Adentro quedó dividido para siempre entre 2 países, y con el tiempo perduraron sus historias mientras muchas otras quedaron perdidas; sin embargo su legado cultural es aún en nuestros días tangible.

La Misión de San Miguel en Santa Fe (Nuevo México) , posiblemente la iglesia más antigua de los Estados Unidos de América .
Puente de Ojuelos en el estado de Jalisco , parte del Camino Real de Tierra Adentro, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad junto a otros 59 sitios de la ruta.
Plaza de San Francisco donde se puede ver el Templo de la Orden Tercera, y el Templo y Convento de San Francisco, cuya construcción comenzó en 1567; en la ciudad de Sombrerete , Zacatecas . Se puede ver la influencia española mezclada con los elementos locales, como el manejo de la cantera rosa o los elementos tlaxcaltecas en la entrada del templo.
Hacienda de San Blas, en el poblado de Pabellón de Hidalgo ; se trata de una hacienda del siglo XVI , actualmente hecho Museo de la Insurgencia. Es un buen ejemplo de las haciendas agrícolas que alimentaban el Camino Real de Tierra Adentro.
Templo de Nuestra Señora del Refugio ubicada en la Hacienda La Pedriceña, en la ahora comunidad de Los Cuatillos, en el municipio de Cuencamé , Durango . En esta hacienda se pueden encontrar pinturas barrocas , y múltiples casonas que servían para administrar la propiedad. La capilla de la hacienda fue construida en el siglo XVIII . El " Grito de Dolores " que cada año se celebra en México un 15 de septiembre para recordar el llamado de Independencia dado por Miguel Hidalgo , fue organizado desde esta hacienda por el presidente Benito Juárez en 1864.
La sección del camino que discurre por territorio estadounidense, un total de 646 kilómetros, fue declarada National Historic Trail en octubre de 2000.
Placa otorgada por la UNESCO a los sitios reconocidos de la sección del camino que discurre por territorio mexicano.