Conocida en los planos y referencias de la época (siglo XVII) como calle del Mentidero o del León, pero desconocida la razón de este último nombre, que es el que ha conservado, se aceptó popularmente como origen anecdótico que todo provino de un extranjero, indio para unos, turco para otros, que en ella se instaló en compañía de un león enjaulado, cobrando dos maravedís a todo el que quisiera verlo y olerlo.
De allí pasó en los primeros años del siglo XIX a la nueva Plaza de Santa Ana, abierta frente al Teatro del Príncipe.
Una leyenda milagrera, recogida por Casiano Pellicer en su Tratado histórico de la comedia y del histrionismo en España, viene a reforzar la relación de la calle del León con el mentidero de cómicos, sus teatros y a los propios cómicos.
Cuenta la historia de la actriz Catalina Flores, casada con el buhonero Lázaro Ramírez, que al quedar tullida tras un mal parto, le dedicó una novena a una Virgen pintada en un retablo instalado en un nicho en la esquina de la calle del León con Santa María.
Y a la vuelta de la esquina, en la antigua calle del Niño, tuvo casa un tercero en discordia, Francisco de Quevedo, personaje que luego le dio su nombre al breve callejón.
Edificio con historia, por definición, fue el llamado originalmente Nuevo Rezado, atribuido a Juan de Villanueva y sito en el número 21 de esta calle del León.