Los oponentes del paradigma no niegan la existencia de las células madre cancerosas como tales.
Clásicamente, esto ha sido explicado por una metodología pobre (es decir las células del tumor pierden su viabilidad durante la transferencia) o la crítica importancia del microambiente, los alrededores bioquímicos particulares de las células inyectadas.
Muchos tumores son muy heterogéneos y contienen múltiples tipos de célula nativos al órgano anfitrión.
Pero a medida que el tamaño del tumor aumenta, llega a ser más y más difícil de remover sin conferirle resistencia y dejar suficiente para que el tumor reaparezca.
[5] Potencialmente hace esto al destruir solamente las células de cáncer susceptibles a la droga (apuntando a las que son CD44 positivo, un rasgo que ha sido asociado con tiempo de supervivencia creciente en algunos cánceres ováricos), y permitiendo las células que no son afectadas por el paclitaxel (CD44 negativo) al recrecimiento, incluso después de una reducción sobre un tercio del tamaño total del tumor.
Sin embargo, hay estudios que muestran cómo puede ser usado el paclitaxel en combinación con otros ligantes para afectar las células de CD44 positiva.
Tal modelo se ha empleado para predecir que ese repetido agravio a las células maduras aumenta la formación de la progenie anormal, y por lo tanto el riesgo del cáncer.
[9] Por lo tanto, las células madre del tumor pueden constituirse en un 'blanco móvil', haciéndolas incluso más difícil de tratar.
Los tejidos normales de las células madre son naturalmente resistentes a los agentes quimioterapéuticos - tienen varias bombas (como MDR) que bombean hacia fuera las drogas, proteínas de reparación del ADN que tienen una frecuencia baja de rotación celular (los agentes quimioterapéuticos naturalmente apuntan a las células replicándose rápidamente).
Los científicos trabajando en las células madre cancerosas esperan diseñar nuevas drogas que apuntan a estos mecanismos celulares.
Sin embargo, estas señales celulares parecen ser compartidas por las células madre de todos los órganos.
El represor transcripcional del grupo Polycomb Bmi-1 fue descubierto como oncogene común activado en el linfoma[11] y posteriormente se mostró que regulaba específicamente a los HSCs.
[15] Los componentes de la comunicación intercelular Notch han sido propuestos para actuar como oncogenes en tumores mamarios y otros.
Por ejemplo, en la señalización hedgehog del cáncer de colon aparece antagonizar al Wnt.
También hay una nueva ciclopamina soluble en agua que puede ser más efectiva en el tratamiento contra el cáncer.
Además, el GRN163L fue comenzado recientemente en ensayos que apuntan a las células madre del mieloma.