Era un gran catamarán, en cuyo interior podía situarse un submarino y quedar amarrado para realizarle las tareas de abastecimiento, así como reparaciones simples.
Sin embargo, las circunstancias producidas por la guerra, explotadas con manifiesta mala fe por la casa constructora,[1] dieron lugar a un largo pleito[1] y tras cuatro años de estar amarrado el buque en Ámsterdam, fue entregado a la armada.
En 1920 se recibió el buque Kanguro comprado a Holanda para dar servicio a los submarinos de la serie A ( Isaac Peral (A-0), Narciso Monturiol (A-1), Cosme García (A-2) y A3), pues las clases siguientes ya no cabían en su dique.
[1] El Kanguro participó en 1930 en unos estudios teóricos y experimentales sobre las explosiones submarinas, sometidos a fuertes presiones y sus efectos sobre el fondo del mar.
Al estallar la guerra civil, se encontraba averiado en la base naval de Cartagena, quedando en manos gubernamentales.