[3] El bombardeo se saldó con 109 personas fallecidas, la mayoría civiles, y más de 200 heridos.
[4] En los últimos años, sin embargo, este acontecimiento está también siendo instrumentalizado como arma de confrontación política en España.
Para contener esta amenaza, el general Varela envió una pequeña fuerza en el mes de septiembre que permitió estabilizar el frente y que apenas tuviese actividad durante la mayor parte de la guerra.
[9][11] En el verano de 1938 el alto mando republicano planifica una maniobra para liberar la presión que sobre Valencia estaban realizando las tropas franquistas.
[12][14] Estos acuerdos, en combinación con los reveses en el frente que sufría el ejército republicano, terminaron de hundir la moral del alto mando.
[15] Aunque surgieron algunas voces a favor de capitular, el presidente Negrín con el apoyo del jefe del Estado Mayor, Vicente Rojo, se inclinaba por continuar resistiendo para lograr de alguna manera una paz negociada con el bando franquista.
[17] La maniobra original era conocida como Operación Extremadura, que tenía como objetivo atacar el sector débilmente defendido en las inmediaciones de Mérida, conquistar ese vital nudo de comunicaciones y progresar por la brecha hasta la frontera con Portugal para cortar en dos la zona en posesión del ejército sublevado.
Además, unidades del ejército sublevado al mando del general Gonzalo Queipo de Llano llevaron a cabo unos ataques tácticos que lograron ensanchar la franja entre la frontera portuguesa y el frente por Extremadura; y que hicieron más difícil la posibilidad de romper el territorio rebelde en dos.
[17] A finales de 1938, y para evitar la conquista de Cataluña por parte del ejército sublevado, el general Vicente Rojo adaptó su plan original para los medios disponibles en ese momento que se llevaría a cabo en coordinación con un desembarco anfibio en Motril.
Los refuerzos del ejército sublevado en las inmediaciones lograron hacer fracasar la operación casi desde el inicio de la misma.
La aviación franquista responde estos ataques con bombardeos a posiciones del ejército republicano y localidades en su retaguardia.
[3][22] En el pasado varias unidades del cuerpo expedicionario italiano habían estado acuarteladas efectivamente en Cabra.
Los primeros prototipos volaron en 1934 y al año siguiente el diseño fue autorizado para producción por el gobierno de la Unión Soviética.
[24] El gobierno republicano adquirió unos 150 ejemplares a la URSS, si bien sólo 93 entraron en servicio antes del fin de la guerra.
Más adelante, el propio ejército gubernamental investigó soluciones para aumentar la capacidad de los aparatos.
La caída de las bombas se produjeron en el centro del pueblo siguiendo una diagonal noreste-suroeste.
Tras la descarga del último artefacto en un área de huertas conocido como Molino el Fondón los tres aparatos tomaron rumbo a Lucena, donde se produjo un viraje hacia el norte, llegando a Castro del Río y girando nuevamente por Valenzuela para el camino de vuelta hacía el aeródromo en Murcia.
Otras dos bombas de 250 kg explotaron en Plaza Vieja y una manzana contigua.
En esa plaza también causaron muchas víctimas ya que se encontraba un colegio, el edificio donde estaban recluidos prisioneros del ejército republicano y diversos comercios.
Las últimas bombas cayeron en un barrio popular causando el derribo de varias casas.
La Policía Nacional acordonó el área y traslado la bomba a una zona segura para ser detonada sin incidentes por los artificieros.
Otras víctimas fueron jornaleros que asistían diáriamente a la plaza en búsqueda de trabajo.
En los periódicos bajo su control el bombardeo ocupó gran espacio en los días siguientes y aprovecharon para que las autoridades diplomáticas emitieran protestas con el objeto de minar las posiciones del gobierno republicano.
[1] Además del trabajo de los ingenieros militares, en algunas localidades algunas cuevas fueron acondicionadas por la propia población con medios limitados.
El acondicionamiento, en todo caso, era muy irregular y difícilmente hubiesen podido soportar un ataque aéreo.
En el primer aniversario del bombardeo se celebró una misa oficial con la asistencia de autoridades y la reiteración en los donativos recogidos para los damnificados.
La conclusión de la asociación es que las bombas lanzadas en la plaza del mercado se debieron a un error humano y que no fue intencionado el causar un gran número de víctimas civiles en un bombardeo indiscriminado.
[7][61] La instrumentalización por parte del arco conservador en España fue respondida por medios ideológicamente contrarios a estos.
[21][5][62] En la serie documental España en guerra estrenada en 1987 el bombardeo de Cabra es mencionado en el capítulo 22.