[1][2] El pulso electromagnético o EMP en sus siglas en inglés (también denominado radioflash en dicho idioma) es un efecto secundario descubierto con las pruebas atómicas.
[5] Una bomba EMP detonada cerca de fuerzas enemigas dejaría todas sus defensas y contramedidas en tierra, inmovilizadas y más teniendo en cuenta que hoy en día la ventaja que confiere la electrónica a los ejércitos modernos es vital.
Lógicamente, muchos sistemas de armas e instalaciones militares modernos incorporan protecciones contra el EMP.
Se han descrito numerosos escenarios en que estos sistemas o instalaciones protegidos se transforman en los llamados islotes tecnológicos, que pierden su eficiencia o van dejando de operar conforme agotan sus medios para el funcionamiento autónomo (combustible, baterías, repuestos, sistemas anexos, tripulaciones de refresco, etc).
Sería capaz de cubrir un continente entero, causando un completo caos civil y militar en el área alcanzada por privación de los servicios esenciales (electricidad, agua potable, distribución alimentaria, comunicaciones, etc.) durante un período indefinido.
Los seres vivos y los objetos no eléctricos son inmunes al ataque EMP de manera directa, pero indirectamente les resulta fatal.