No obstante, tanto Boris III como Filov rechazaron en todo momento comprometer a Bulgaria en la Segunda Guerra Mundial contra la Unión Soviética, a pesar de los constantes requerimientos de Adolf Hitler en dicho sentido.
[1] La economía búlgara, pobre, se puso también al servicio de Alemania, que según avanzó la guerra fue cada vez menos capaz de pagar los productos que importaba del país balcánico.
[2] Los otros dos regentes eran el hermano del difunto rey, Cirilo de Bulgaria, y el ministro de Defensa, general Mihov.
[2] Esta medida contravenía la Constitución de 1879, que establecía la formación de una Gran Asamblea Nacional para esta situación, pero, pese a ello, fue aprobada por el Parlamento.
[2] En 1944, tras el armisticio firmado con la Unión Soviética a raíz de la entrada del Ejército Rojo en territorio búlgaro, el Consejo de Regencia fue disuelto.