Sangre y vino

Para ello solicita la ayuda de un experto en desvalijar cajas fuertes, Victor Spanski (Michael Caine).

El cebo ideal para tender la trampa al propietario del collar es una atractiva muchacha, Gabriella (Jennifer López), que trabaja como niñera.

Tiene situaciones intrigantes, suspense y violencia, al más puro estilo del cine negro.

(4) Cada vez se evidencia más la permanencia del cine negro en la cinematografía norteamericana.

Bob Rafelson, obstinado y recio cineasta, ya había visitado los predios del cine negro en dos ocasiones con su escasa filmografía.

Su filmografía, que se ha mantenido siempre en un buen nivel y está provista de algunas piezas memorables, como la vigorosa Las montañas de la luna (1990), apenas si llega a los diez títulos.

Este reducido número se debe, en buena medida, a que es considerado un director “problema” en Hollywood, en especial después de que en 1979, durante el rodaje de Brubaker, incendiara el set tras la visita del productor ejecutivo.

Después de estudiar filosofía, un área que raramente tiene alguna relación con el cine, empezó, como lo hacen casi todos los directores surgidos en las últimas décadas, en la televisión, y su primera película, titulada Head, la realizó en 1968 con la colaboración de un actor llamado Jack Nicholson, aún desconocido por aquel entonces.

A pesar de que Rafelson, según sus propias palabras, no pretendía abordar ningún género en particular, sino simplemente hacer una película sobre la desintegración de una familia, las cosas le salieron por partida doble, pues al tiempo que contó una historia, aunque no con la estética, sí con los elementos, el tono y la narración propios del cine negro, logró describir, con todo el pesimismo que le fue posible, ese deterioro y enconamiento de las relaciones entre los personajes, pero no sólo las relaciones entre la familia, sino también entre los amantes, los amigos y los socios.