Otros instalan sin pedir permiso componentes o partes que el usuario medio jamás utilizará.
Tiempo después, al ver que su principal competidor Internet Explorer comenzaba a ganar en popularidad y funcionalidad, sus desarrolladores respondieron agregando cada vez más prestaciones, haciendo que los usuarios se quejaran de su creciente lentitud y dificultad de uso, lo que le hizo perder al final la primera guerra de navegadores.
Actualmente el navegador Google Chrome está presentando un problema similar, situación que están aprovechando sus competidores como Mozilla Firefox, Microsoft Edge, Brave y Opera para promoverse.
[3] Otros ejemplos son los programas de Adobe Systems Incorporated, que en cada versión exigen mayores requisitos que las previas, siendo el caso más famoso su programa gratuito Adobe Reader, el cual era cada vez más demandante de recursos en cada versión sucesiva, hasta que tras ver el éxito de alternativas más ligeras como Foxit Reader y SumatraPDF decidieron revertir la tendencia.
Otro caso célebre fue el programa iTunes, que inicialmente sirvió para administrar y transferir la biblioteca musical guardada en una Mac (o PC en versiones posteriores) hacia el reproductor de audio digital iPod.
Sin embargo con el paso del tiempo y a medida que los reproductores iPod (y posteriormente los teléfonos iPhone) ganaban nuevas funcionalidades Apple agregó cada vez un mayor número de características a la aplicación.
Sin embargo en el año 2019 la compañía decidió reinventarlo como un espacio de trabajo y colaboración en la nube.
[15][16] En el caso de los teléfonos inteligentes, aplicaciones como Facebook, Facebook Messenger, Skype, Spotify, Google Maps, Instagram, Twitter y Shazam han sido acusadas de consumir demasiados recursos y batería para las prestaciones que ofrecen.
Una solución habitual ha consistido en mantener versiones reducidas de los mismos programas para no cargar con accesorios sobrantes.
Si bien como táctica comercial resulta comprensible, eliminar o negar el acceso a la versión reducida perjudica al usuario final, el cual ve limitadas sus opciones de consumo.