Para afianzar esta alianza, Blanca de Navarra fue prometida en matrimonio al heredero castellano, Pedro.
Habría sido subyugado por la belleza de la joven princesa, cuya edad era cuarenta años más joven que el rey, y quien era considerada la princesa más bella de su tiempo.
La reina viuda se retiró a Neaufles-Saint-Martin cerca de Gisors.
Estaba interesada en la alquimia, patrocinó a Nicolas Flamel y tuvo laboratorios en algunos de sus castillos.
Según un bulo esotérico, Blanca habría sido la séptima Gran Maestre del priorato de Sion.