Su uso actual fue establecido en 1936, cuando el gobierno mexicano fundó la Biblioteca del Congreso.
El convento fue construido para una orden de monjas Clarisas y comenzó sus actividades con seis miembros.
[2][4] La primera iglesia fue terminada en 1661 y se clasificó como parte del movimiento arquitectónico barroco pero muy austera, casi herreriana.
[2] A principios del siglo XX, el complejo se dividió, una parte volvió a manos del gobierno y se utilizó para almacenar archivos legislativos.
El edificio de la antigua iglesia fue vendido a Manuel Echeverría, que estableció una cantina llamada «La Constancia» en las instalaciones.
Sin embargo, a partir de la década de 1940, las goteras y las grietas producidas por la antigüedad del edificio eran bastante importantes e hicieron necesario que se realizara una remodelación.
En la década de 1950, todavía no se había hecho nada y el peligro para los archivos empeoró.