Bernardina

La bernardina es un género jocoso oral que se utilizaba sobre todo entre los estudiantes del Siglo de Oro español para burlarse de los palurdos e ignorantes, y consiste en proferir con aire solemne una frase disparatada o absurda, de lenguaje enmarañado, pronunciándola con tono perfectamente serio como si fuera algo crucial o muy importante, siendo solo un galimatías o una logorrea.

El lexicógrafo Sebastián de Covarrubias la definía así en su Tesoro (1611): Su verdadera etimología permanece hoy en día todavía muy discutida.

Los contextos en los que aparece la expresión tienen que ver con otros géneros jocosos orales populares, como las chanzas, chilindrinas, chiculíos, entretenidas, imposibles, desatinos, rodomontadas o bravatas, embelecos, bachillerías, dislates y cuentos chinos.

Gonzalo Sobejano define así la intención a que responde este género jocoso barroco: Distingue Sobejano entre dos tipos fundamentales de bernardina: La primera confunde al oyente con palabras que no existen dentro del idioma o que son oscuras, y aun ininteligibles, para él.

Miguel de Cervantes las usa mucho en su teatro y en sus Novelas ejemplares como recurso cómico.