Esta novela inició un ciclo temático que incluye Una leyenda del futuro (1985) y El año 200 (1990).
En esta trilogía su autor se adscribió a la línea de la ciencia ficción socialista, cuyo máximo exponente fue La Nebulosa de Andrómeda, del escritor soviético Iván Efremov, donde se desarrollaba una visión romántico-idealista sobre el futuro del comunismo.
Las influencias literarias de Agustín de Rojas en su obra fueron, principalmente, autores del período de la ciencia ficción sovética como los hermanos Arkadi y Borís Strugatsky e Iván Efrémov, así como Bradbury, Heinlein, Asimov y otros que no son del género: Hammet, Dostoievski, Merimeé, Lovecraft, etc.
Las obras que, según él, lo incitaron a escribir fueron El viaje, de Miguel Collazo, y Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.
Sus intereses derivaron entonces hacia el tema del cristianismo y la ética social.