Berengario II de Italia

Willa era sobrina del propio rey, por lo que este temía que Berengario estuviese preparando su ascensión al trono al casarse con alguien de la familia real.

Berengario se convirtió en el rey de Italia, en el momento en que Hugo de Arlés se retira a Provenza, dejando a su hijo Lotario como rey titular.

Adelaida y Otón I se reunieron en Pavía y el 23 de septiembre el emperador se hizo coronar rey de los lombardos.

Ante esta maniobra Berengario no tuvo más remedio que rendir pleitesía a Otón, pero con la condición de que le mantuviese como rey de Italia.

Otón aceptó y regresó con su esposa a Alemania, donde cimentó la existencia del Sacro Imperio derrotando la amenaza húngara.

Otón I volvió a entrar en Italia al año siguiente en defensa del papa.

En la misma ceremonia Adelaida fue coronada emperatriz, algo muy poco común en la historia del Sacro Imperio.

Así que el emperador regresó en noviembre de 963 y depuso al papa en un concilio en San Pedro, en el que le acusó de vida disoluta, incesto, perjurio y homicidio, acusaciones que fueron corroboradas por los cardenales, obispos, clérigos y laicos asistentes al mismo.

Su esposa, que se había refugiado en la fortaleza del Lago Orta, también fue capturada y conducida con él a Bamberg.