Pero Luis estaba decidido a hacerse con el trono de Italia y en 905 regresó con nuevos apoyos.
Incluso Adalberto se rebeló contra su suegro para apoyar la causa del emperador.
Pero ese mismo año Luis fue capturado y cegado por Berengario, que se tituló emperador.
Berengario no solo perdió la batalla, sino que fue destronado por Rodolfo.
En dicho documento aparecen ambos como incliniti comes (“condes ilustres”), lo que indica que para entonces ya habían sido investidos con algún condado menor, dependientes de su padre.