Stanley usa éstos para satisfacer su amor por Margaret, pero Spiggott se las ingenia para torcer cada uno de ellos.
Spiggott asciende al cielo para encontrarse con Dios, pero es rechazado nuevamente; San Pedro explica que cuando le devolvió el alma a Stanley, Spiggott hizo lo correcto, pero con el motivo equivocado.
En la escena final, Stanley y Margaret están de regreso en el restaurante.
Stanley finalmente la invita a salir, pero ella dice que ya está haciendo algo, aunque sugiere quizás otra noche.
En 1968 Sphere Books publicó una novelización del guión de Cook y Moore.
Bosley Crowther del New York Times la llamó una "película metafórica pretenciosa" que se vuelve "horriblemente preciosa, monótona y eventualmente deja un mal sabor de boca".