Los soldados franceses, extenuados tras una infructuosa lucha, no pudieron replegarse y fueron acosados durante el resto de la jornada por los arqueros ingleses.
Al menos 5000 muertos y grandes pérdidas como Juan Estuardo o el Duque de Alençon (que resultó hecho prisionero.
Fue otra batalla más donde los arqueros de tiro largo ingleses eran muy eficaces contra la caballería pesada francesa, y que esta perdía su efectividad una vez desmontada y unida a las tropas de infantes.
Fue asimismo una dura derrota para Carlos VII, que veía menguada su hacienda tras está batalla, sin posibilidad de rehacer un gran ejército.
Los mercenarios (especialmente los escoceses y lombardos) franceses también sufrieron graves pérdidas que los hicieron retornar al hogar.